La Navidad, la mentira y el Niño que está en la cuna




La celebración de festividades cristianas como la Navidad viene siendo, en los últimos tiempos, objeto de narrativas falsas que la presentan como un factor de confrontación o agravio hacia otras religiones, especialmente el islam y el judaísmo. Sin embargo, un análisis de la esencia de la Navidad y los principios fundamentales de las tres religiones abrahámicas —judaísmo, cristianismo e islam— revela no solo la falsedad en origen de dicho conflicto, sino también profundos elementos de unidad, particularmente en torno al valor universal de la paz.

Verdades que Desmontan un Conflicto Fabricado

Cada diciembre, junto con las luces y los villancicos, regresa un ruido familiar: el de la polémica. Escuchamos hablar de una supuesta "guerra contra la Navidad", de tradiciones amenazadas, pero también de la necesidad de no "ofender" a otras religiones, sembrando semillas de tensión donde antes crecía la celebración.

Pero si hacemos el esfuerzo de apagar ese ruido, descubrimos que debajo de las narrativas de división - siempre interesadas y promovidas por intereses espurios a ambos lados del espectro ideológico de las creencias - yace un terreno de conexiones profundas y sorprendentes entre las tradiciones abrahámicas. Estas verdades compartidas no solo contradicen, sino que demuelen los cimientos del conflicto que algunos insisten en construir, con la complicidad –conviene no ocultarlo – de la ingenuidad y la ignorancia de otros.

Les invito a que nos acompañen en este viaje para descubrir algunos de los hechos más sorprendentes que revelan este inesperado terreno común, un espacio donde la Navidad cristiana -el nacimiento de un niño judío en un pesebre- lejos de ser una ofensa, encuentra un eco de profundo respeto en el corazón mismo del islam. Algo que los agitadores de uno y otro signo se esmeran por ocultar a sus propios acólitos.

     1. Jesús y María son Figuras Centrales y Veneradas en el Corán

Jesús (Isa), un Profeta de Máximo Rango

Contrario a la creencia popular, Jesús es una figura de inmenso respeto en el islam. El Corán, el libro sagrado musulmán, menciona su nombre, ʿĪsā, en 25 ocasiones. Este dato es especialmente revelador si se considera que su nombre aparece más veces que el del propio Profeta Mahoma. Frecuentemente, el Corán se refiere a él con el honorable título de "el Mesías, Jesús, hijo de María" (Al-Masīḥ ʿĪsā ibn Maryam).[1]

María (Maryam), la Única Mujer Nombrada en el Corán

La veneración se extiende de manera aún más profunda a su madre, María. Ella no solo es respetada, sino que es la única mujer mencionada por su nombre en todo el Corán. Su nombre, Maryam, aparece 34 veces, una cifra superior a las menciones que recibe en todo el Nuevo Testamento cristiano. Además, un capítulo completo del Corán, la Sura 19,[2] lleva su nombre y relata con detalle la anunciación del ángel y el nacimiento milagroso de Jesús.

Este hecho va mucho más allá de una simple curiosidad para el diálogo interreligioso; es un pilar fundamental que sostiene un terreno común que muchos ignoran. Ignorar la profunda reverencia del Corán por Jesús y María para fabricar un "choque de civilizaciones" sobre la Navidad no es solo una estrategia política: es un acto de profunda y deliberada ceguera teológica e histórica.

2. El "Conflicto" Navideño es a Menudo una Invención Política

Desenmascarando la Falsa Narrativa

La idea de que la Navidad o sus símbolos ofenden a los musulmanes es, en gran medida, una narrativa falsa impulsada con fines políticos. Por ejemplo, el bulo recurrente de que la Unión Europea prohibió felicitar la Navidad para no ofender a los musulmanes ha sido desmentido año tras año por organismos de verificación de datos y por la propia Comisión Europea.[3] Algo que no desanima, en sus desmanes, ni a los islamistas que se embozan en la bandera del profeta, ni a los integristas cristianos que se parapetan tras la cruz, ni a los integristas judíos que buscan justificaciones en el Talmud.[4]

La Estrategia de Inventar un Enemigo

Algunos discursos políticos crean deliberadamente un conflicto donde no lo hay, estableciendo una dicotomía de "nosotros" contra "ellos" para movilizar a sus parroquias. Esta estrategia es potente porque secuestra la identidad, enmarcando la tradición –de uno u otro signo- como algo "bajo ataque". No se alimenta de un desacuerdo teológico, sino de la inseguridad emocional, bien cebada por los agitadores y arribistas. Esta ofensa fabricada es una herramienta de división construida sobre una ignorancia deliberada y egoísta de las mismas creencias que dicen defender.

La tendencia de ir velando el origen religioso de algunas efemérides cristianas,[5] como justificación de una supuesta corrección política - para evitar una pretendida y difusa ofensa a creyentes musulmanes en las democracias occidentales, en esencia no confesionales – también resulta una manipulación política interesada y falsa, en demasiadas ocasiones promovida desde posiciones ideológicas particularmente indiferentes a las creencias religiosas de ningún signo, que además denota una ignorancia profunda de los diferentes credos religiosos.

3. La Paz (Shalom, Salam) es el Vínculo Indestructible

Una Raíz Común: La Tradición Abrahámica

El judaísmo, el cristianismo y el islam no solo no están en conflicto fundamental, en tanto que creencias religiosas, sino que comparten un origen común. Las tres religiones se reconocen como herederas de una misma tradición profética que incluye a figuras como Adán, Noé, Abraham y Moisés, y adoran a un Dios único. Esta herencia compartida establece un fundamento ético común, cuyo pilar más importante es el concepto de paz.

4. El anhelo de paz es un principio teológico central en las tres religiones, no un ideal secundario

Un mismo Valor con Tres Nombres Sagrados

• Judaísmo: La paz, Shalom – שלום, es mucho más que la ausencia de guerra. Significa plenitud, bienestar y armonía. Es un concepto tan central que se usa como saludo y despedida, y representa el ideal mesiánico de un mundo justo.[6]

• Cristianismo: A Jesús –un judío nacido en Belén,[7] región de Judea, bajo el gobierno del rey Herodes el Grande,[8] vasallo de Roma,[9] en los territorios que el emperador Publio Elio Adriano cambió de nombre, posteriormente, por Siria Palestina-[10] se le conoce como el "Príncipe de Paz".[11] Su nacimiento, el evento que se celebra en Navidad, es anunciado con el mensaje de "paz en la tierra a los hombres de buena voluntad".[12] La paz es entendida, por los cristianos, como un don divino y una tarea humana de reconciliación.

• Islam: La propia palabra Islam deriva de la raíz de Salam (paz). Uno de los 99 nombres de Dios (Alá) es As-Salam, que significa La Fuente de Paz. El saludo universal entre musulmanes, As-Salam Alaykum - السَّلامُ عَلَيْكُمْ ("La paz sea contigo"), es un recordatorio constante de que la paz es el ideal de vida y el fin último del creyente.

Esta raíz lingüística y espiritual compartida, donde el Shalom hebreo y el Salam árabe resuenan como un eco sagrado a través de las tradiciones, no es una coincidencia. Es el código ético indestructible de las religiones abrahámicas. Mientras las narrativas políticas se afanan en levantar muros con diferencias superficiales, el lenguaje mismo de Dios en estas tradiciones es un manual para construir puentes de paz.

Más Allá de la División, un Terreno Común

El estruendo del conflicto fabricado que a menudo ensordece el espíritu de la Navidad es, en realidad, superficial y malintencionado. Una mirada más profunda y honesta a los textos sagrados y a los valores fundamentales de las religiones abrahámicas revela una sorprendente unidad en torno a figuras veneradas y un compromiso indestructible con la paz.

El respeto del Corán por Jesús y María (ambos judíos), el uso político de un falso conflicto y el anhelo compartido de paz (Jesús exhorta a sus seguidores a ser "pacificadores")[13] demuestran que el terreno común es mucho más vasto y sólido que las divisiones que algunos se esfuerzan en construir.

¿Qué cambiaría si en estas fiestas nos centráramos más en la paz que nos une que en las diferencias que nos fabrican?

Mientras meditan la respuesta, desde este programa de Radio Guardo, la Radio de la Montaña, en el corazón del Camino Olvidado a Santiago a su paso por estas tierras de la montaña palentina, les deseamos Paz en la tierra a las personas de buena voluntad…y a las otras, también.

¡Feliz Navidad!


[1]Al-Masih `Isa, hijo de Maryam, fue un Mensajero de Alá y Su Palabra, la cual Él concedió a Maryam, y un espíritu de Él; creed, pues, en Alá y en Sus Mensajeros.” Sura An-Nisá - 171  https://quran.com/es/an-nisa/171

[3]  A finales de 2021 la Comisión presentó unas directrices internas sobre cómo hacer sus comunicaciones más inclusivas y respetuosas con la diversidad de la población europea. En aquel documento, la CE animaba a los funcionarios europeos a no asumir que todos los ciudadanos a los que llegan sus mensajes celebran la Navidad, por lo que les sugería usar «felices fiestas» en los mensajes en nombre del Ejecutivo comunitario o evitar referencias a «Jesús, María o José». Asimismo, se recomendaba no utilizar en los discursos «Ladies and Gentlemen» («Señoras y señores») sino una frase más neutral, como «Dear Colleagues» («Queridos colegas»). Estalló una fuerte polémica que llegó hasta el seno de la Eurocámara, donde se llevó adelante un debate sobre la citada guía que mostró la división entre los diputados que consideraban que borra la cultura cristiana y los que valoraban su tolerancia ante la pluralidad comunitaria. Finalmente, la comisaria para la Igualdad, Helena Dalli, lo retiró explicando que era un documento «no maduro», y que no cumplía los estándares de calidad de la Comisión.

También, circularon en redes sociales mensajes que aseguraban que el Papa Francisco y el Vaticano habían reemplazado el término Navidad por Fiesta de la Paz. Lo cierto es que la agencia de noticias del Vaticano, Vatican News, publicó el calendario de actos presidido por el Papa durante "el tiempo de Navidad" adjuntando la etiqueta "Navidad" en la nota.

[4] Texto fundamental del judaísmo rabínico, es una vasta colección de enseñanzas, leyes (Halajá), ética, filosofía e historia judía, compilada a partir de siglos de discusiones rabínicas sobre la Torá (la ley oral y escrita) y la Mishná (recopilación de discusiones y sentencias de los sabios, siglos I y II d.C.), sirviendo como la autoridad central para la vida y práctica judía a lo largo de la historia.

[5]  Que el cristianismo adoptara, y adaptara, tradiciones, ritos y símbolos paganos anteriores especialmente al convertirse en la religión oficial del Imperio Romano, integrando festivales (como Navidad y Pascua, vinculados a cultos solares y de fertilidad), reutilizando templos paganos como iglesias, y asimilando conceptos filosóficos y artísticos preexistentes, una práctica común a otras religiones, no colisiona con el hecho cierto de que están integrados en las celebraciones cristianas y al amparo de sus creencias desde hace dos milenios.

[6]  La idea de que la paz es el ideal mesiánico de un mundo justo se encuentra en textos judíos fundamentales como los Profetas (especialmente Isaías y Miqueas) y los Salmos en la Biblia Hebrea (Tanaj), donde se describe el Mundo Venidero o Era Mesiánica como un estado de armonía universal, justicia plena y ausencia de guerra. “Él (el Señor) será juez entre las naciones/ y árbitro de pueblos numerosos./ Con sus espadas forjarán arados/ y podaderas con sus lanzas./ No levantará la espada una nación contra otra/ ni se adiestrarán más para la guerra./” Isaías 2:4. “…no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra.” Miqueas 4:1.

[7] “Por esto, José salió del pueblo de Nazaret, de la región de Galilea, y se fue a Belén, en Judea, donde había nacido el rey David, porque José era descendiente de David.” Lucas 2:4

[8] Herodes el Grande y sus sucesores eran judíos helenizados, de origen idumeo (una etnia semítica del sur de Judea convertida al judaísmo) pero adoptaron y promovieron el judaísmo como religión oficial para gobernar Judea, aunque eran culturalmente griegos (helenísticos) y políticamente aliados de Roma, con creencias sincréticas y pragmáticas, no siempre estrictamente ortodoxos, buscando legitimidad entre judíos y poder romano. [Lucas 13:31 describe la llegada de unos fariseos que advierten a Jesús que Herodes (Antipas, hijo de Herodes el Grande) quiere matarlo, y Jesús les responde pidiéndoles que le digan a ese "zorro" que él continuará su obra…]

[9] La Judea bíblica se convirtió formalmente en una provincia romana en el año 6 d.C., después de que el emperador Augusto destituyera a Herodes Arquelao, otro hijo de Herodes el Grande, debido a su mal gobierno, anexándola como provincia directa bajo el control romano para ser gobernada por un prefecto (Poncio Pilato fue el quinto prefecto [gobernador] romano de la provincia de Judea, sirviendo entre aproximadamente los años 26 y 36 d.C., nombrado por el emperador Tiberio). Aunque Pompeyo había tomado Jerusalén en el año 63 a.C., y Herodes el Grande gobernó como rey cliente, la plena provincialización ocurrió en el 6 d.C

[10] El emperador romano Adriano cambió el nombre de la provincia de Judea a Siria Palestina alrededor del 135 d.C., tras sofocar la sangrienta rebelión de Bar Kojba, para eliminar la identidad judía de la región, asociándola con los antiguos filisteos, y castigar a los judíos por su levantamiento, construyendo además la ciudad romana de Aelia Capitolina sobre las ruinas de Jerusalén.

[11] “Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado/ lleva a hombros el principado, y es su nombre…« Príncipe de la paz».” Isaías 9:6

[12] “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz entre los hombres de buena voluntad!” Lucas 2:14

[13] “Bienaventurados los pacificadores; porque ellos serán llamados hijos de Dios.” Mateo 5:9 



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