La Ley, la Guerra y la Trampa de las Narrativas Simplificadas

Desde otro ángulo: la actualidad analizada con otra mirada.

    

El torbellino de la actualidad internacional nos arrastra diariamente hacia narrativas polarizadas donde la complejidad histórica y la verdad legal quedan sepultadas bajo eslóganes emocionales que son las narrativas que nos venden. Las redes sociales, los medios de comunicación nos empujan a creer que los conflictos como el de Gaza o cualquier otra guerra son una historia simple de buenos contra malos. Pero la realidad es un laberinto, un laberinto de intereses, de verdades enterradas y de manipulación.

Realidades "ocultas" del Conflicto en Gaza que desafían todo lo que creemos saber

El conflicto en Gaza domina los titulares y polariza las opiniones, presentándose a menudo como una historia de dos bandos claramente definidos. Las narrativas simplificadas, repetidas en redes sociales y medios de comunicación, nos empujan a tomar partido en una batalla que parece reducirse a opresores y oprimidos, víctimas y verdugos.
Sin embargo, la realidad sobre el terreno es infinitamente más compleja, un laberinto de intereses geopolíticos, luchas de poder internas y verdades históricas que se pierden en el ruido mediático. Este artículo se adentra más allá de la superficie para revelar cinco de las verdades más impactantes y contraintuitivas extraídas de análisis profundos. Probablemente cambiarán su perspectiva sobre el conflicto.
1. Gaza no es un Monolito de Hamás: Es un Hervidero de Clanes Armados
El error más común es pensar que Hamás tiene el control absoluto de Gaza. La realidad es que la Franja es "un hervidero de armas y de facciones en disputa". El poder no reside en una única entidad, sino en una compleja red de alianzas y rivalidades. Hamás se apoya en clanes como los Sinwar (con 15.000 a 20.000 miembros), DoghmushHillesBaraka y Absi.
• La Fragmentación del Poder: Hamás no es el único grupo que mantiene rehenes. Otros actores, como la Yihad Islámica y diversos clanes, también los tienen, lo que complica enormemente cualquier negociación.
• La Estrategia Pragmática de Israel: Consciente de esta fragmentación, Israel ha comenzado a armar y apoyar a clanes opuestos a Hamás para crear contrapesos internos. Grupos como las "Fuerzas Populares" de Yasser Abu Shabaab, facciones lideradas por Hossam al-Astal, el clan Khalas (cuyo líder, Abu Maher, es miembro de Fatah) y otras facciones ligadas a Fatah que buscan vengar las purgas de 2007, están recibiendo "suministros, información de inteligencia e incluso apoyo en el combate".
El propio primer ministro israelí lo admitió sin rodeos, en una declaración reveladora hecha mientras se anunciaba un alto el fuego, lo que subraya el carácter estratégico y a largo plazo de esta táctica: “por consejo de nuestros asesores en seguridad, activamos grupos opuestos a Hamas en Gaza ¿Qué hay de malo en ello?”. 
La implicación estratégica es profunda: Un futuro post-Hamás en Gaza no sería necesariamente pacífico. Al contrario, probablemente desataría una violenta lucha de poder entre clanes por el control del territorio, los recursos de la ayuda humanitaria y el ajuste de cuentas. Códigos culturales arraigados, como el "tah'ir" (la obligación de vengar la muerte de un miembro del clan) y el "a-mil" (la represalia contra colaboradores del enemigo), exacerbarían un ciclo de violencia interna difícil de contener.
2. El "Estado Palestino Histórico" es una Construcción Política Reciente
Contrariamente a la creencia popular de que existió un antiguo estado palestino que fue usurpado, la historia demuestra que nunca hubo una nación soberana con ese nombre en la antigüedad o la Edad Media. Se trata de una construcción política moderna.
• El Origen del Nombre: El término Syria Palaestina fue impuesto por el emperador romano Adriano en el año 135 d.C. como un "castigo" explícito para "borrar del mapa el nombre de Judea" tras aplastar una revuelta judía. El nombre no surgió de una identidad local, sino de una imposición imperial.
• Siglos sin Instituciones Propias: Durante los imperios posteriores (bizantino, árabe, otomano), la región careció de instituciones propias y soberanas. Bajo el control otomano, por ejemplo, el territorio era administrado desde Estambul como parte de la provincia de la "Siria del Sur".
• El Nacimiento de una Identidad Moderna: La identidad política palestina moderna no cristalizó hasta después de 1948, como una reacción directa al sionismo y al Mandato Británico. Un dato sorprendente que ilustra la fluidez del término es que, durante el Mandato, el principal diario judío de la región se llamaba Palestine Post.
Este contexto histórico fuerza una reevaluación crítica: Entender este origen no niega las aspiraciones nacionales del pueblo palestino actual, que son reales y legítimas. Sin embargo, las sitúa en su perspectiva correcta: como una construcción política moderna, fruto de un siglo convulso, y no como la herencia de una nación ancestral arrebatada.
3. La Historia de los Refugiados de 1948 tiene Dos Caras (y una fue Borrada)
La narrativa de la Nakba ("catástrofe"), que narra el desplazamiento de unos 700.000 árabes palestinos en 1948, es una parte fundamental y trágica del conflicto. Sin embargo, es solo la mitad de la historia.
• La Historia Paralela y Silenciada: Al mismo tiempo y en los años siguientes, se produjo un éxodo de proporciones similares: casi 800.000 judíos sefardíes y mizrajíes fueron forzados a abandonar sus hogares en países árabes como Irak, Egipto, Siria, Yemen y Marruecos. Comunidades judías que habían existido durante siglos fueron erradicadas mediante pogromos, expropiaciones y expulsiones sistemáticas.
• Un Doble Desarraigo: La mayoría de estos refugiados judíos recalaron en Israel en condiciones de extrema precariedad, muy similares a las de los palestinos en sus campamentos. La propia ONU reconoció en 1957 que la cuestión de los refugiados judíos de países árabes era parte integral del conflicto, pero con el tiempo "esa memoria fue borrada del debate público".
La conclusión ineludible es que recordar esta "doble tragedia" no busca "competir en sufrimiento" ni minimizar el dolor palestino. Su objetivo es devolver un equilibrio histórico a una narrativa que a menudo se presenta de forma unilateral y se utiliza como un arma política, ignorando que el drama de los refugiados fue un cataclismo que golpeó a ambas comunidades.
4. Aniquilar a Hamás es una "entelequia": Su Poder Va Mucho Más Allá de Gaza
El objetivo declarado de "eliminar definitivamente a Hamás" es, en la práctica, un objetivo inverosímil o una "entelequia". Su estructura de poder es mucho más resiliente y global de lo que parece.
• Poder Interno Persistente: Incluso si los líderes de Hamás en Gaza son derrotados, los clanes que constituyen su espina dorsal —como los Sinwar o los Doghmush— seguirían existiendo y manteniendo su poder territorial con sus vastos arsenales. A esto se suman los aproximadamente 1.000 milicianos de la Yihad Islámica, otro actor armado en la Franja. Aniquilar a Hamás no significa desarmar estas poderosas estructuras.
• Presencia Internacional: Hamás no se limita a Gaza. Tiene presencia militar activa en Líbano y Siria, y una robusta estructura política y financiera con centros de poder en países como Qatar y Turquía. Un ejemplo concreto de esta red es Ali Baraka, miembro del clan Baraka, quien actúa como representante de Hamás en el Líbano, coordinando alianzas con Irán y Hezbolá.
• Legitimidad Global Disputada: Este es un punto crucial que a menudo se ignora. Muchos países influyentes, incluidos gigantes como Rusia, China, Brasil, además de Turquía e Irán, no consideran a Hamás una entidad terrorista, sino un partido político. Esta legitimidad diplomática y política le otorga una capacidad de supervivencia que trasciende el campo de batalla.
La inevitable conclusión es que esta realidad global demuestra que una derrota puramente militar en Gaza no significaría el fin de Hamás como actor político y militar en la región. La promesa de su erradicación total funciona más como un eslogan político para consumo interno que como una meta estratégicamente alcanzable.
5. Las Protestas en Occidente sugieren que no todo es lo que parece
La sincronía, los lemas y la organización de muchas de las protestas pro-palestinas en las capitales occidentales no son del todo espontáneos. De hecho, se asemejan a un "manual bastante añejo" perfeccionado por la Unión Soviética durante la Guerra Fría.
• El Precedente Histórico: La URSS, a través del Komintern y la KGB, perfeccionó el arte de la subversión (agitprop). Financiaba huelgas, infiltraba sindicatos y entrenaba a grupos terroristas tanto europeos (Brigadas Rojas, RAF) como palestinos (Frente Popular para la Liberación de Palestina) con el objetivo de desestabilizar a las democracias occidentales. Esta estrategia no era solo violenta, sino también "cultural": en los años 80, Moscú apoyó logísticamente al movimiento pacifista europeo para debilitar la cohesión de la OTAN.
• La Conexión con el Presente: Hoy, actores como Rusia e Irán utilizan la causa palestina como una "herramienta estratégica" con fines muy similares: polarizar a las sociedades occidentales, desviar la atención de conflictos como la guerra en Ucrania y socavar la legitimidad moral de las democracias. Esto se logra mediante modernas campañas de desinformación, como la operación Doppelganger, que amplifican masivamente narrativas como #GazaGenocide para inflamar la opinión pública.
La paradoja es profunda: movimientos autodenominados "progresistas" en Occidente terminan, a menudo sin saberlo, sirviendo a los intereses estratégicos de regímenes totalitarios y reaccionarios. Se repite así un patrón histórico donde "cualquier enemigo de Estados Unidos, de Israel, o de Occidente en general, se convierte automáticamente en aliado", sin importar la naturaleza de dicho "aliado".
Conclusión
Lejos de ser una historia simple de buenos contra malos, el conflicto de Gaza es un problema de "círculos concéntricos". Una lucha tribal por el poder dentro de la Franja, que a su vez es parte de un conflicto nacional palestino-israelí, que a su vez se enmarca en una lucha regional de poder y, finalmente, en una arena geopolítica global donde las grandes potencias mueven sus piezas. Las narrativas simplificadas que consumimos a diario no solo son incompletas, sino que nos ciegan a la verdadera naturaleza del problema.
Viendo estas capas de complejidad histórica, luchas de poder internas y manipulación geopolítica, cabe preguntarse: ¿es posible que las soluciones simples que se exigen desde el exterior no solo sean ineficaces, sino profundamente contraproducentes?
Siddhartha Gautama, el Buda, ya nos prevenía que "Hay dos errores que uno puede cometer en el camino a la verdad: no empezar y no llegar hasta el final".
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